Se
presenta a San Miguel de acuerdo con una iconografía muy difundida
en la Edad Media, q ue veía en el Arcángel el guía y conductor
de las almas (psychoponpo) pasando luego a intervenir en el Juicio
Final como el pesador de las almas (L. Réau, Iconographie de l'Art
Chrétien, París, 1956, Tomo II, págs. 49-50). Con la mano izquierda
sostiene una balanza, y con la derecha una lanza con la que hostiga
a los demonios que acechan, a la derecha de la composición, el
alma condenada en el platillo caído de la balanza. En el otro
platillo, el alma bienaventurada se dirige hacia el ángel vestido
de blanco que la acoge.
Es obra capital del controvertido círculo artístico valenciano,
Jacomart-Reixach, cuya definitiva identidad dista aún mucho de
estar definitivamente resuelta. Jaime Baço, Jacomart, es, a través
de los documentos, la figura más importante valenciana a mediados
del siglo XV. Nacido hacia 1413, en 1440 el rey Alfonso el Magnánimo,
le reclama para que vaya a Nápoles.
Tenía entonces varias obras pendientes de realizar, que retrasaron
su viaje hasta que el rey le ordena en 1442 cancelar estos contratos
y marchar urgentemente a Italia. Allí está entre 1443 y 1446,
volviendo a Valencia ese año, para volver a Nápoles con su familia
en el año siguiente. Trabaja varios años en Italia y desde 1451
hasta su muerte está continuamente en Valencia gozando de extraordinario
prestigio. Su personalidad se entrecruza con la de Joan Reixach,
catalán de nacimiento, que aparece en Valencia en 1491 con obra
documentada, y en parte conservada, hasta 1482.
Saralegui (1962) apoyado en unas indicaciones, de que la tabla
procedía de Burjasot (Valencia), avanzó la hipótesis, sumamente
atractiva, de que la tabla fuese la central del retablo contratado
por Jaime Baço, Jacomart, en febrero de 1441 para la iglesia del
citado pueblo, pero que en 1444 todavía no se había concluido,
contratando Joan Reixach su terminación y cobrando por ello diversas
cantidades en mayo y julio de 1445.
Cuando en 1443 Jacomart rescinde el contrato primitivo, por tener
que pasar a Nápoles, se indica que, “lo dit mestre Jacomart havia
ya pintat una imatge de Sent Miquel” “de la peça mitgana”. Las
dimensiones permiten pensar que, efectivamente la tabla puede
proceder de la calle central de un retablo de dimensiones no muy
grandes, y si se comprobase su procedencia de Burjasot tendríamos
quizás la única pieza absolutamente documentada del autor, cuya
escurridiza personalidad artística resulta muy difícil de tratar
con precisión por la sorprendente y confusa superposición de datos
y circunstancias de su vida y obra con la de Joan Reixach. De
este último es, con toda evidencia, la única obra subsistente
“in situ” de las contratadas por Jacomart: el retablo de Cati
(Castellón) contratado pocos meses antes de la muerte de éste
maestro en 1460 y concluida, sin duda alguna, por Reixach.
Dentro del grupo de obras identificables como del grupo Jacomart-Reixach,
esta tabla es absolutamente capital, tanto por su calidad y belleza
como por lo característico de su estilo, desde lo flamenco se
interpreta con una silenciosa y elegante cadencia que transmite
sin duda resonancias de Italia, tanto en el sereno perfil del
ángel que acoge al alma bienaventurada, como en la elegante apostura
del Arcángel, de rica armadura decorada.
La figura se relaciona estrechamente con la del mismo Santo arcángel
en el retablo de la Cartuja de Valdecristo, hoy en el Museo Diocesano
de Segorbe, que Saralegui (1944) supuso pudiese ponerse en relación
con la noticia documental de un retablo de Reixach pintado en
1455 para la Catedral de aquella ciudad.
En la figura del ángel que recoge el alma bienaventurada, hay,
como se ha señalado, algo que puede pensar en lo que ha de ser
el estilo de Rodrigo de Osona, aún más avanzado en su italianismo.
Procede de la colección Manzi (París) como obra provenzal del
siglo XV. En la colección Parmeggianni se atribuía a Fernando
Gallego, hasta que Mayer la relacionó con Jacomart, creyéndolo
con mucha probabilidad de Joan Reixach. Post, aún reconociendo
su interés y proximidad a Jacomart-Reixach, no se pronuncia, manteniéndolo
como obra de escuela valenciana de ese círculo.
[Texto tomado del libro I dipinti spagnoli,
de Alfonso E. Pérez Sánchez